Foto: Juan Álvaro

“¿Ese soy yo de verdad? ¡Pero si parezco un niño/una niña! No, no, no… mi voz real es más sexy. Qué vergüenza, parezco tonto/a.”

¿Te has sentido identificado alguna vez?

Existe bastante diferencia en el modo en que escuchamos nosotros y cómo nos escuchan los demás, micrófonos incluidos. Es todo cuestión de física, y muy sencillo de entender.

¿Quieres saber por qué se produce este efecto?

El motivo principal

El sonido es un conjunto de vibraciones que se transmiten a través del aire o cualquier otro medio que sea capaz de vibrar. En el momento en el que llegan las ondas a nuestro oído, nuestro cerebro lo traduce y lo descifra para nosotros.

Cuando hablamos nuestra voz produce dos tipos de vibraciones:

  • Vibraciones externas: aquellas que salen de nosotros y son transmitidas por el aire.
  • Vibraciones internas: la voz que resuena dentro de nuestro cuerpo y se transporta a través de nuestros huesos y otros tejidos hasta nuestro oído.

Al escuchar una grabación sólo oímos la parte externa del sonido, es decir, la que ha llegado por el aire desde nuestras cuerdas vocales hasta el micrófono; y, sin embargo, cuando hablamos, a nuestro oído le llegan tanto nuestras vibraciones internas como las externas.

La voz que tú oyes, por lo tanto, la oyes tú y sólo tú, y nadie más la puede captar. Debido a tus características óseas, tu cuerpo refuerza las vibraciones más profundas y de menor frecuencia, y por eso tu voz te suena más grave, rica y plena.

Si escuchas una grabación y preguntas a tus amigos “¿De verdad es así es como se escucha mi voz?”, lo más seguro es que te contesten que “claro que sí”, puesto que a ellos les llega lo mismo que al micrófono, es decir, una voz que no te resulta familiar y que te parece más fina y aguda.

Otros motivos que también influyen

En mucha menor medida las grabaciones ocasionan también pérdidas de matices. Un micrófono malo puede, por ejemplo, hacer que tu voz sea mucho más nasal; El teléfono y algunas grabadoras eliminan todas tus frecuencias graves y agudas, dejando solo las fundamentales para que el otro interlocutor te pueda entender; Los altavoces o auriculares con los que reproduces tu voz también pueden maquillarla, añadiendo o eliminando algunos armónicos a tu voz… ¡Existen tantas cosas!

La localización en la que nos encontremos también influye, porque las ondas que se transmiten por el aire se reflejan de una manera u otra hasta que llegan a nuestros oídos. Por eso en el baño nos gusta tanto cantar, porque tiene una acústica estupenda, nada parecida a la que tienes en tu dormitorio o en el parque de al lado de casa.

Como ves, son tantos los factores que intervienen y modifican nuestra percepción que no nos queda otra que aceptarla. Somos artistas, y cuanto antes nos acostumbremos a vernos y oírnos de diferentes formas sin rechistar, antes evolucionaremos y pasaremos al siguiente nivel en nuestra carrera.

Dos experimentos fáciles para entenderlo mejor

Suponemos que ya te habrán quedado claros los motivos por los que escuchas tu voz de una manera u otra, pero aun así te proponemos dos experimentos que sólo te llevarán un par de segundos:

  • Tápate los oídos para oír sólo tu voz a través de las vibraciones internas, esas que sólo tú escuchas y no los demás. De este modo entenderás cómo de buenos son los huesos como conductores del sonido.
  • Apoya tu oído en el pecho de otra persona y dile que hable. Es un ejercicio parecido, pero escuchando las resonancias de la otra persona.

Esperamos haberos resuelto una de esas cuestiones existenciales que todos nos hemos preguntado alguna vez. ¿Te ha resultado curioso? Entonces déjanos un comentario en las redes sociales o suscríbete a nuestro blog para recibir muchos más artículos como este. 🙂

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