LaVladina  - bits and pieces - Flickr

Actuar no es solo pronunciar el texto que nos hemos tenido que aprender.

Muchos actores piensan que pueden añadir carga dramática simplemente utilizando las inflexiones de su voz, pero para que una interpretación realmente convenza a la audiencia se necesita mucho más: conectar de verdad con el personaje.

Y los ojos, en cualquier interpretación, juegan un papel fundamental en esa conexión.

Apoyar las palabras

Piensa la última vez que tuviste una conversación sobre algún tema relativamente profundo con algún miembro de tu familia o un amigo. En un momento como ese, los ojos de la persona con quien estabas hablando lo decían todo: si comprendía lo que estabas queriendo dar a entender o si, por el contrario, no le importaba en absoluto y sólo te estaba aguantando.

Se dice que los ojos son el espejo del alma. Por eso, es fundamental que, nosotros los actores, los utilicemos como herramienta para apoyar e intensificar el texto que decimos con nuestra voz.

Estímulos internos y externos

Normalmente, cuando nos encontramos haciendo una escena, no tenemos que preocuparnos de dónde mirar, porque la atención de nuestro personaje responde casi siempre a un estímulo externo: sea otro personaje o algún elemento del atrezo con el que interactuamos. Si se trata de algo que no está físicamente ahí, el director nos dirá dónde debemos mirar y, si no, lo tendremos que buscar nosotros.

Cuando se trata de monólogos o improvisaciones, muy a menudo sin atrezzo ni compañeros, el asunto se vuelve algo más complicado:

¿Miramos a cámara? No, romperíamos la cuarta pared. ¿Al director de casting? Ocurriría lo mismo y le podría resultar violento.

En estos casos tienes que analizar muy bien el guion y ser creativo. Es necesario que tengas muy claro quién ese ese interlocutor imaginario que escucha y reacciona a lo que estás transmitiendo. De lo contrario, se producirá una desconexión, que es precisamente lo que no quieres.

En otras ocasiones, la atención de nuestro personaje se deberá centrar en estímulos internos, por ejemplo, cuando se encuentra en sus pensamientos. La neurociencia indica que, según lo que estemos pensando, nuestros ojos se mueven instintivamente en diferentes direcciones, que se relacionan con distintas partes del cerebro encargadas de procesar los diferentes tipos de información. Aquí tienes un resumen:

  •  Izquierda: Cuando hacemos memoria o recordamos.
  • Derecha: Cuando imaginamos, inventamos, nos hacemos preguntas o mentimos.
  • Para todo lo relacionado con lo visual movemos los ojos hacia arriba, para lo auditivo los alineamos con nuestros oídos y para las emociones bajamos la vista.

Tu personaje hará todos estos movimientos automáticamente si está metido en el papel, pero no está de más que los conozcas, por si alguna vez, analizando tu interpretación, hay algo que no te cuadra. Puede ser debido a que tu cabeza se encontraba en otras cosas -por ejemplo, tratando de recordar el texto-, en vez de estar a lo que tenía que estar: vivir el momento.

Aunque te contemos todo esto, no pretendemos que ensayes y programes cada uno de tus movimientos cuando vayas a actuar, pero sí has de tener todas estas cuestiones técnicas en cuenta, porque son herramientas que te servirán para reforzar tu trabajo cuando lo necesites.

Recomendaciones variadas sobre la mirada al actuar

Ya que hablamos de los ojos, no podemos dejar de darte algunos consejos sobre algunas situaciones habituales que todos los actores nos encontramos en nuestro trabajo:

  • Cuando miramos a alguien, siempre le miramos a los ojos. En consecuencia, nuestro público o audiencia es lo primero a lo que prestará atención cuando interpretemos nuestro personaje: sobre las tablas de un escenario nunca daremos la espalda al auditorio, y en rodajes o grabaciones siempre intentaremos favorecer a cámara en todo lo posible para que se nos vea bien nuestra expresión.
  • Sabemos también que nunca debemos mirar a cámara directamente, a no ser que te lo ordene el director, pues romperíamos la cuarta pared; Los espectadores son observadores pasivos de la historia que se muestra, y no queremos hacerles conscientes de que están ahí, porque les sacaríamos de dicha historia.
  • Uno de los problemas que suelen tener los actores sin experiencia es tener que clavar las marcas sin necesidad de mirarlas: “Si me han puesto cinta en el suelo para que me pare justo aquí, pero no puedo mirar mis pies, ¿de qué me sirve esta marca? ¿cómo lo hago?”. Solo la experiencia te ayudará a dominar esta cuestión técnica. Por tanto, ¡practica!
  • Si estás en un casting y terminas tu monólogo o improvisación, mantén la mirada un par de segundos al final para añadir un pequeño extra de suspense que le encantará al director.
  • Si se trata de un rodaje, espera siempre a que el director diga “corten”. Mantén la mirada y sigue actuando hasta ese momento, aunque te parezca tan largo como en una telenovela. No eres tú quien debe tomar la decisión de cortar la toma, sino él.

Ejercicios para practicar

A continuación te explicamos varios ejercicios para trabajar la mirada al actuar. Para llevarlos a cabo, deberás cubrirte la cara lo máximo posible, dejando sólo los ojos al descubierto. Para ello, puedes utilizar una bufanda, hacerte una careta de cartón o simplemente taparte con tus dos manos la parte superior e inferior de la cara. Una vez que solo veas tus ojos, haz las siguientes pruebas ante un espejo:

  • Ejercicio 1. Practica las siguientes emociones a través de tus ojos: alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa, rabia, enfado, asco, satisfacción. Puedes añadir a esta lista las que se te ocurran.
  • Ejercicio 2: Este ejercicio es un poco más complejo que el anterior. Elije un monólogo e interprétalo, pero sin decir una palabra. A medida que lo vayas desarrollando, hazte las siguientes preguntas: “¿Qué dicen mis ojos? ¿Soy capaz de expresar el subtexto con ellos? ¿Realmente muestro el arco del personaje a través de lo que mis ojos están comunicando, o se encuentran estáticos?”. De este modo y con un poco de práctica, aprenderás a no dejar todo el peso de la escena en tus palabras.

Antes de terminar, queremos mostrarte un video de Michael Caine que, aunque ya hemos compartido un par de veces en nuestras redes sociales, es una lección magistral que no puedes pasar por alto.

Pero antes, ¿qué opinas de los ejercicios que te acabamos de ofrecer? ¿Quieres compartir algún otro ejercicio o truco con nosotros? ¡Queremos escucharte en la sección de comentarios!

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